El perdón

El pasado ya sucedió, perdonar significa renunciar a toda esperanza de un pasado mejor. JACK KORNFIELD

¿Por qué necesitamos perdonar? Para dejar de vivir en el archivo del pasado pasado, y volver a vivir.

¿Por qué necesitamos que nos perdonen? Para dejar de vivir en el archivo del pasado pasado, y volver a vivir.

¿Por qué necesitamos perdonarnos? Para dejar de vivir en el archivo del pasado pasado, y volver a vivir.

 

Es cierto que quien más se beneficia del perdón es quien perdona. El “ofensor” puede ni llegar a tener constancia de ese acto. El perdón, me afecta en primera persona, independientemente del otro.

Podemos pensar que el perdón exige una disculpa, pero también es independiente de ella.

El perdón se activa como una fortaleza interna que nos permite dejar atrás el sufrimiento y el rol de víctima, nos permite asumir el control y reafirmar el poder personal. Fred Lusking, investigador en Stanford, ha encontrado que perdonar reduce la rabia, el estrés, con sus correlatos físicos, la ansiedad, incrementa el optimismo, la resistencia a las enfermedades, mejora el funcionamiento interpersonal, y la calidad del sueño entre otros beneficios.

Es cierto que el perdón disminuye la depresión y aumenta el optimismo. Y podemos entender que también tiene sus efectos en el campo de la salud física. También mejora las relaciones interpersonales, lo cual favorece el apoyo social que repercute de nuevo en el campo psicológico y físico.  Que el perdón tiene efectos positivos sobre uno mismo es un hecho, más que sobre la persona objeto del perdón o causa del agravio.

Perdonar es reconocer y dejar atrás el resentimiento, re-sentir como volver a sentir: traer al presente algo que no existe más que en nuestra memoria y viene acompañado de un sentimiento.

Perdonar es dejar atrás la venganza. Ese sentimiento parece que nos interpela a una acción. Perdonar como liberación de limitaciones, obstáculos, sufrimientos… en ese sentido beneficia al que perdona, el que ofende puede ni enterarse de ese perdón o puede ni estar ya su cuerpo físico entre nosotros. Quizá ni siquiera sea consciente del daño que significó para nosotros.

Perdonarse a si mismo sigue el mismo proceso y tiene las mismas consecuencias.

  • Reconozcamos que los seres humanos somos falibles e irremediablemente en algún momento fallaremos a alguien, nos fallarán, haremos daño o nos harán daño, o nos haremos daño a nosotros mismos.
  • Reconozcamos también que el sufrimiento es parte de la experiencia humana, como también lo es la capacidad de corrección del rumbo de nuestras decisiones, en cualquier momento podemos tener un pensamiento nuevo, fresco, y también lo es la toma de responsabilidad sobre nuestras acciones.

El perdón es una acción de soltar que consiste en enfrentar y reconocer la realidad, tomando consciencia, imaginando la perspectiva de otra persona, es decir, tomando distancia, y a la vez empatizando con su sentir, observando las consecuencias de tomar la iniciativa y la acción del perdón para uno mismo y el entorno, comparado con la opción de seguir en el victimismo y esperar que los otros cambien.

Pedir perdón conlleva la misma secuencia:

  • Reconocer el daño causado, y no observar la situación y el contexto desde nuestro ego y el filtro de nuestras creencias
  • Empatizar con la emoción de la otra persona por las consecuencias de nuestros actos
  • Asumir responsabilidad, no solo pedir perdón sino tomar acción para compensar el daño si es posible.
  • Comprender y aceptar que la otra persona puede no estar preparada para respondernos en este momento

Perdonar se puede entrenar, por ejemplo, perdonando pequeñas ofensas cada día (un pisotón que nos dieron sin querer) e ir perdonando cada día creciendo en intensidad llevando un diario o registro, hasta perdonar aquella gran agresión u ofensa, aquello que nos cambió la vida, si es el caso.

Y el mismo procedimiento para pedir perdón, empezar por pequeñas cosas, llevando un registro, hasta llegar a aquello que hicimos que nos quita el sueño y la paz mental. Repito, a veces el ofensor o la víctima ya no pueden recibir directamente la acción, pero podemos llevar a cabo la práctica igualmente en la intención.

El mindfulness como técnica de regulación emocional es una herramienta excelente para la práctica del perdón, situándonos en el presente, asumiendo el pasado y mirando al futuro con esperanza.

Perdonar no significa aprobar ni olvidar. Perdonar significa amarse, cuidarse y vivir en paz.

Os dejo el poema de Jeff Foster para continuar la reflexión:

<<Un momento para perdonar>>

No trates de perdonar.
Perdonar no es un ‘hacer’.
Simplemente acepta que este momento es exactamente como es en este momento.
Y el pasado fue como fue.

Acepta tu falta de aceptación en el presente.
Perdona tu incapacidad de perdonar.
Siente tu aliento, las sensaciones en tu cuerpo, la vida que arde con todo su esplendor en ti.

Todos están dando su mejor esfuerzo, incluso cuando parezca que no es así.
Todos están soñando o teniendo una pesadilla, luchando con un dolor que quizás nunca llegues a entender.
No tienes que tolerar sus acciones.
Tal vez tú no seas capaz de despertarlos.
No tiene que gustarte lo que ha sucedido.

Simplemente suelta la ilusión de que pudo haber sido de otra manera.
Tú eres diferente ahora, de todos modos.
No te enfoques en algo sobre lo que no tienes control.
El pasado es una tierra lejana.

Vuelve tu atención a este momento, tu fuente de verdadero poder.
Tu lugar de conexión.

Despierta del sueño de que alguien tiene algún poder para quitarte tu paz interior.

Suelta la necesidad de tener la razón.
Abraza la necesidad de ser libre.
Sal de la historia de ‘mi vida’.
Reclama el momento.

Sé aquí, en tu nueva vida.
Aventúrate en este nuevo día.

Esto es perdonar.

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